domingo, 5 de junio de 2011

El León Azul no tuvo compasión con el “Capo de Provincia” y lo goleó 7 a 1

El susto para Universidad de Chile duró apenas ocho minutos. Enzo Gutiérrez marcaba de cabeza e instauraba el nerviosismo en los hinchas azules, pero estaba Eduardo Vargas para que, sólo un minuto después, pavimentara la contundente goleada por 7-1 con que los Chunchos superaron a los celestes y se clasificaron para la final del Torneo de Apertura.
La U de hoy fue una tromba… hoy el equipo jugó en plenitud lo que Sampaoli pretende. Atacó, Goleó, Gustó y Ganó… los 90 minutos fueron plenamente azules.
Así, después de abrir la cuenta O’Higgins desapareció o más bien, la U borró del campo de juego a los rancagüinos.
Con un juego arrollador, la “U” se impuso con anotaciones de Eduardo Vargas  (10), Charles Aránguiz  (15), Gustavo Canales  (25 y 86), Albert Acevedo  (33), Marcelo Díaz  (68) y Diego Rivarola (80).
La visita se puso rápidamente en ventaja, cuando tras centro perfecto de Luis Núñez al corazón del área, Gutiérrez saltó en el punto penal y metió un cabezazo cruzado a los 8 para batir a Johnny Herrera. Pero, el gol resultó contraproducente para la visita, pues despertó al león y tras eso, los rancagüinos desaparecieron de la cancha y comenzó el festín azul. Esto, pues a los 10 pusieron rápidamente el empate cuando Eduardo Vargas aprovechó un largo saque de Herrera, ganarle con facilidad a sus marcadores y poner disparo bajo.
Las licencias defensivas continuaron en el elenco de Basay -ex jugador Colocolino que había protestado contra el arbitraje en Rancagua, según él a favor de la U-. A los 14, Guillermo Marino ganó línea de fondo, dio pase por bajo para que Aránguiz pusiera el 2-1. El olor a goleada en el primer cuarto de hora era fuerte en Ñuñoa.
O’Higgins no reaccionaba y eso fue aprovechado por los pupilos de Jorge Sampaoli que se dieron un festín con la última zaga celeste. A los 25, Canales finalizó en plena área chica una gran jugada asociada donde los azules ingresaron al área dando toques de primera. Era el 3-1.
Por si fuera poco, a los 33 Albert Acevedo saltó más arriba que sus marcadores para conectar de cabeza el cuarto gol de los azules que ya se sentían en la final a esas alturas.
Los cuatro goles obligaron al “Hueso” a realizar dos modificaciones, lo cual no fue bien recibido por Guillermo Suárez y sobre todo Diego Olate, quienes se retiraron refunfuñando debido a los escasos minutos de participación. A esas alturas ya era humillación plena.
Lo demás fue un abuso con alevosía
Toda la velocidad, las emociones y el ímpetu que tuvo el partido en los primeros 45 minutos, con el resultado ya sentenciado, bajaron de intensidad en el segundo tiempo, en parte porque la U también se guardó para jugar la final.
Los sureños fueron incapaces de generar una reacción para así lograr los cinco goles que necesitaban a esa altura para soñar con una final. Por su parte, los azules guardaron algunas piezas y sacaron el pie del acelerador.
Eso no impidió que a los 68, Marcelo Díaz sacara potente misilazo con su tiro libre para batir por quinta vez a un Luis Marín que no podía creer la fatídica noche que estaba viviendo nuevamente ante un grande en Santiago. Era el 5-1. (y meritorio para el canterano azul ya que hace tiempo la U no contaba con un especialista en tiros libres).
Para ahondar aún más la desazón de los forasteros, Mauricio Arias recibió la tarjeta roja directa luego de agredir sin pelota a Castro dentro del arco. El juez Patricio Polic no dudó en mandarlo a las duchas.
Y por supuesto, no podía estar ausente el ídolo de ídolos. Rivarola, como ya es costumbre, a los 80 pasó con una facilidad pasmosa a los defensores rivales para definir dentro del área y decretar un holgado 6-1 en el marcador y quedar a sólo cinco goles de Marcelo Salas como goleador histórico de la “U”.
Ya jugando a merced, a los 85 Edson Puch le mandó un pase a Canales quien definió por debajo de Marín para salir a festejar por séptima vez con sus compañeros y seguir con la fiesta en Ñuñoa.
La expulsión de Benjamín Vidal a los 88 por darle un pelotazo en el suelo a Castro evidenció el enojo con que terminó jugando el elenco de O’Higgins que se devolvió con siete goles en su canasta a Rancagua.
La U pudo haber hecho más, especialmente en el primer tiempo cuando se erraron algunas buenas jugadas. Sin embargo, es el partido más completo que ha mostrado la U. Físicamente en óptimo estado, el fútbol asociado de primer nivel y con individualidades que hoy deslumbraron.
Final de la historia en el Nacional y la “U” ahora se mentaliza para la gran final a jugarse en día jueves y domingo y quedó a la espera del rival que se define mañana entre Universidad Católica y Unión La Calera.








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